Riesgos visuales y oculares en el deporte


La mayoría de problemas oculares surgidos en prácticas deportivas se producen por lesiones procedentes de golpes con pelotas, raquetas, porterías, canastas, forcejeos… Para evitar este tipo de adversidades en los ojos existen gafas protectoras adaptadas a cualquier tipo de práctica deportiva, incluso graduadas con la ametropía del usuario.

En este sentido, una zona ocular desprotegida está sujeta a la presencia de los rayos ultravioletas, sobre todo cuando la actividad se practica al aire libre. Si el deporte es al aire libre, se debe asegurar de llevar lentes adaptables a las diferentes condiciones de iluminación que absorban el 100% de la radiación ultravioleta y regulen la cantidad de luz que ingresa a sus ojos. En el caso de poseer prescripción óptica, se puede contar con lentes desarrollados en materiales resistentes a los golpes. Esto se hace especialmente visible en deportes concretos como el esquí, snowboard, patinaje o en los deportes náuticos, cuando la incidencia directa se multiplica a causa del reflejo del sol con la nieve o el mar, siendo necesaria la utilización de gafas con filtros solares concretos para mantener una adecuada salud visual.

Los traumatismos oculares ocurridos durante la práctica deportiva provocan el 1 y 2% del total de lesiones oculares. A simple vista, no parece un número importante, pero esto toma otra seriedad cuando los especialistas refieren que el 90% de estas lesiones podrían haberse prevenido.

La mayoría de estas lesiones pueden evitarse acudiendo a un óptico-optometrista, al menos una vez al año. Este podrá evaluar la actividad deportiva, prevenir los riesgos de lesiones oculares y detectar cualquier síntoma de anomalía visual que, al principio podría ser imperceptible pero que, sin un adecuado control, podría derivar en problemas más importantes.